viernes, 25 de septiembre de 2009

Comunicado del Rector de la UNER repudiando los hechos de violencia suscitados en la última reunión del Consejo Superior

Ayer 24 de septiembre sesionó en Villaguay el Consejo Superior de la UNER, órgano de gobierno del que surgen los consensos y emanan las decisiones que orientan las acciones de la comunidad universitaria, y que está integrado por los decanos de las nueve facultades, nueve docentes, seis estudiantes, seis graduados y dos representantes por el personal administrativo y de servicios, todos surgidos de procesos democráticos de elección.

El Consejo Superior lleva adelante su tarea de conducir la universidad en un marco de respeto mutuo y reconocimiento a la pluralidad y diversidad de opiniones, pero ayer, cerca de medianoche, este marco de principios fue avasallado por un contexto de violencia y agravios que la Universidad jamás había vivido en sus años de vida democrática.

En instancias de que se reconsiderara la aceptación o no de los fondos provenientes de regalías de la mina La Alumbrera (recordemos que ya habían sido aceptados por el propio Cuerpo el 4 de agosto pasado), e incluso previamente a la sesión plenaria, se produjeron prácticas de violencia y agresión verbal por parte de un grupo de estudiantes y docentes de la comunidad universitaria. Estas prácticas se desataron aún con mayor violencia finalizada la votación - 14 votos aceptando los fondos, ratificando la Resolución del 4 de agosto y 12 por la decisión contraria- e impidieron que el Consejo Superior continúe sesionando para resolver temas pendientes también importantes para la vida universitaria.

Frente a los hechos acaecidos, como rector de la UNER repudio enérgicamente estos actos de violencia e intolerancia que incluyen hasta amenazas de muerte a los propios consejeros superiores, prácticas que recuerdan las épocas más nefastas de nuestra historia argentina, donde el miedo y el terror eran vivencias y sentires cotidianos.

Quiero, al mismo tiempo, hacer un llamado a toda la comunidad de la UNER que, al margen de la actitud de un reducido grupo y con todas las dificultades que a diario se nos presentan, defiende la Universidad Pública y sus principios, los derechos humanos, los canales institucionales y democráticos, los órganos de gobierno, espacios que tantos años y vidas le costó construir y sostener a la Universidad Pública.

Este llamado es a defender los espacios democráticos, a que los conflictos inherentes a las relaciones humanas e institucionales se resuelvan en forma no violenta, teniendo en cuenta que tanto la paz como el respeto a los derechos humanos son indivisibles y conciernen a todos. No será a través de amenazas, insultos y descalificaciones que construiremos los caminos del diálogo y el acuerdo.

Por ello, y contra la prédica de la violencia, corresponde a la Universidad profundizar el sentido de los valores de la vida en democracia, desde la producción del conocimiento, la transferencia, el pensamiento crítico y el compromiso para con los órganos y canales institucionales.

El mandato de la Universidad Pública es constituirse en un espacio libre de confrontación de ideas, donde la libertad académica y política se exprese como afirmación del respeto y defensa de la democracia y los derechos humanos.

Finalmente, quiero expresar mi solidaridad con los consejeros superiores, personal administrativo y de servicios, estudiantes y miembros de la comunidad académica que de una u otra forma fueron agraviados por aquellos que pretenden desconocer el pluralismo, el disenso y que, evidentemente, tampoco participan del propósito de consolidar la libertad y la defensa de la democracia en todos sus ámbitos.
Cr. Eduardo Asueta / Rector de la UNER

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