Desde 1949 cada 4 de Septiembre se celebra el Día del Inmigrante, en recuerdo a la disposición del Triunvirato que en ese día, en el año 1812, abrió las puertas y dio "protección a los individuos de todas la naciones y sus familias que deseen fijar su domicilio" en la Argentina.
El Inadi hizo saber su reconocimiento a todos aquellos que fueron expulsados de estas tierras o traídos contra su voluntad. A los pueblos originarios que fueron, y en muchos casos aún son, privados de una tierra y un ambiente natural que les pertenecen ancestralmente. A los africanos y sus descendientes que en los años de la fundación del Virreinato Río de la Plata constituían, por ejemplo, el 44% de la población de Córdoba y el 30% de la de Buenos Aires. A los italianos, españoles, alemanes, polacos, franceses, judíos, y todos aquellos, que habiendo venido a trabajar en nuestro país fueron encarcelados y expulsados por la vergonzosa y nefasta Ley de residencia, Nº 4.144, redactada por el Senador Miguel Cané, aprobada en 1902, solicitada por la Unión Industrial Argentina desde 1899 como forma de impedir las legítimas demandas del movimiento obrero, y vigente hasta 1958.
Por otra parte se reconoció especialmente a todos los que eligieron la Argentina para desarrollar su proyecto de vida y construir una comunidad plural, democrática y respetuosa de la diversidad, a los judíos, suizos, alemanes, eslovenos, gitanos, montenegrinos, irlandeses, franceses, polacos, holandeses, rusos, macedonios, ucranianos, galeses, ingleses, luxemburgueses, franceses, vascos, españoles, italianos, croatas, búlgaros, checos, austriacos, alemanes del Volga, y todos los pueblos llegados de Europa, a los sirios, libaneses, argelinos y demás pueblos árabes, a los bolivianos, peruanos, paraguayos, uruguayos, chilenos y demás pueblos de América, a los japoneses, coreanos, chinos y de todos los pueblos de Asia.
En este día del inmigrante, la Delegación en Entre Ríos del Inadi hizo hincapié en recordar que la Nación está abierta a todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino, que la Nación no admite prerrogativas de sangre ni de nacimiento, que no hay fueros personales ni títulos de nobleza, que, en consecuencia nadie puede arrogarse la argentinidad ni considerar extranjero a las hermanas y hermanos recién llegados.
“En el día del inmigrante celebramos la diversidad que nos constituye, la pluralidad que nos enriquece y la historia entrelazada de sangres y destinos con la que seguimos construyendo una Nación para todos los hombres”, señalaron.
El Inadi hizo saber su reconocimiento a todos aquellos que fueron expulsados de estas tierras o traídos contra su voluntad. A los pueblos originarios que fueron, y en muchos casos aún son, privados de una tierra y un ambiente natural que les pertenecen ancestralmente. A los africanos y sus descendientes que en los años de la fundación del Virreinato Río de la Plata constituían, por ejemplo, el 44% de la población de Córdoba y el 30% de la de Buenos Aires. A los italianos, españoles, alemanes, polacos, franceses, judíos, y todos aquellos, que habiendo venido a trabajar en nuestro país fueron encarcelados y expulsados por la vergonzosa y nefasta Ley de residencia, Nº 4.144, redactada por el Senador Miguel Cané, aprobada en 1902, solicitada por la Unión Industrial Argentina desde 1899 como forma de impedir las legítimas demandas del movimiento obrero, y vigente hasta 1958.
Por otra parte se reconoció especialmente a todos los que eligieron la Argentina para desarrollar su proyecto de vida y construir una comunidad plural, democrática y respetuosa de la diversidad, a los judíos, suizos, alemanes, eslovenos, gitanos, montenegrinos, irlandeses, franceses, polacos, holandeses, rusos, macedonios, ucranianos, galeses, ingleses, luxemburgueses, franceses, vascos, españoles, italianos, croatas, búlgaros, checos, austriacos, alemanes del Volga, y todos los pueblos llegados de Europa, a los sirios, libaneses, argelinos y demás pueblos árabes, a los bolivianos, peruanos, paraguayos, uruguayos, chilenos y demás pueblos de América, a los japoneses, coreanos, chinos y de todos los pueblos de Asia.
En este día del inmigrante, la Delegación en Entre Ríos del Inadi hizo hincapié en recordar que la Nación está abierta a todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino, que la Nación no admite prerrogativas de sangre ni de nacimiento, que no hay fueros personales ni títulos de nobleza, que, en consecuencia nadie puede arrogarse la argentinidad ni considerar extranjero a las hermanas y hermanos recién llegados.
“En el día del inmigrante celebramos la diversidad que nos constituye, la pluralidad que nos enriquece y la historia entrelazada de sangres y destinos con la que seguimos construyendo una Nación para todos los hombres”, señalaron.
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