Fuente El Argentino- Tal vez, la reapertura de la ruta internacional 136 pueda servir para concientizar a algunos automovilista que ahora ven como la enorme chimenea, y todas las instalaciones de la ilegal Botnia, recortan abruptamente la silueta de un paisaje milenario y natural sobre el río más bello de la geografía nacional.
Unos 750 vehículos habían pasado por el Puente Internacional General San Martin hacia el Uruguay entre el sábado a las 13 y anoche a las 22. Esa estadística se completa con el número de ingresos a la Argentina que registró unos 600 vehículos, según hicieron saber las autoridades consultadas.
Un flujo inferior del informado en medios nacionales que en las primeras 24 horas tras el levantamiento de la barrera en el kilómetro 28 de la ruta 136, hablaban del paso de 1.200 vehículos, 900 hacia el vecino país, y 300 a la Argentina.
En el centro de la ciudad comenzaron a aparecer algunos coches con patentes uruguayas, pero lejos de la fiebre del consumo que auguraban algunos comerciantes, entusiasmados tras la reapertura de una ruta que había sufrido un corte ininterrumpido durante tres años y siete meses.
Con la vuelta del tránsito a la ruta internacional se abre un nuevo escenario en la batalla que el pueblo de Gualeguaychú emprendió contra la irrupción de una industria colonialista en la cuenca del río Uruguay. Es que ahora los cañones vuelven a quedar apuntados a la pastera, que ya admitió como propias las siguientes emisiones atmosféricas diarias:
*86 kilogramos de compuestos clorados.
*190 kilogramos de compuestos reducidos de azufre.
*929 kilogramos de dióxido de azufre.
*2.590 de emisiones volátiles.
*3.361 kilogramos de óxidos de nitrógeno.
*4.838.000 kilogramos de gases de efecto invernadero.
En cuanto a los efluentes líquidos, siempre siguiendo informes de la propia planta ilegal, se vuelcan cada 24 horas:
*60 kilogramos de fósforo.
*430 kilogramos de compuestos orgánicos clorados (entre ellos dioxinas y furanos).
*600 kilogramos de nitrógeno.
*2.000 kilogramos de “demanda bioquímica de oxígeno”.
*43 mil kilogramos de “demanda química de oxígeno”.
*2.900 kilogramos de sólidos en suspensión.
Dados estos números, los vecinos entienden que el funcionamiento de Botnia a lo largo del tiempo provocará “un daño ambiental continuo, progresivo e irreversible” a la biota del río. Además, la planta, cuya tecnología fue erradicada de la Comunidad Europea desde hace un par de años, utiliza 1.000 litros por segundo (más de 86 millones por día) de agua dulce. Esta situación deja en evidencia que Finlandia utiliza un doble estándar, permitiendo en el Tercer Mundo plantas prohibidas en sus territorios.
Unos 750 vehículos habían pasado por el Puente Internacional General San Martin hacia el Uruguay entre el sábado a las 13 y anoche a las 22. Esa estadística se completa con el número de ingresos a la Argentina que registró unos 600 vehículos, según hicieron saber las autoridades consultadas.
Un flujo inferior del informado en medios nacionales que en las primeras 24 horas tras el levantamiento de la barrera en el kilómetro 28 de la ruta 136, hablaban del paso de 1.200 vehículos, 900 hacia el vecino país, y 300 a la Argentina.
En el centro de la ciudad comenzaron a aparecer algunos coches con patentes uruguayas, pero lejos de la fiebre del consumo que auguraban algunos comerciantes, entusiasmados tras la reapertura de una ruta que había sufrido un corte ininterrumpido durante tres años y siete meses.
Con la vuelta del tránsito a la ruta internacional se abre un nuevo escenario en la batalla que el pueblo de Gualeguaychú emprendió contra la irrupción de una industria colonialista en la cuenca del río Uruguay. Es que ahora los cañones vuelven a quedar apuntados a la pastera, que ya admitió como propias las siguientes emisiones atmosféricas diarias:
*86 kilogramos de compuestos clorados.
*190 kilogramos de compuestos reducidos de azufre.
*929 kilogramos de dióxido de azufre.
*2.590 de emisiones volátiles.
*3.361 kilogramos de óxidos de nitrógeno.
*4.838.000 kilogramos de gases de efecto invernadero.
En cuanto a los efluentes líquidos, siempre siguiendo informes de la propia planta ilegal, se vuelcan cada 24 horas:
*60 kilogramos de fósforo.
*430 kilogramos de compuestos orgánicos clorados (entre ellos dioxinas y furanos).
*600 kilogramos de nitrógeno.
*2.000 kilogramos de “demanda bioquímica de oxígeno”.
*43 mil kilogramos de “demanda química de oxígeno”.
*2.900 kilogramos de sólidos en suspensión.
Dados estos números, los vecinos entienden que el funcionamiento de Botnia a lo largo del tiempo provocará “un daño ambiental continuo, progresivo e irreversible” a la biota del río. Además, la planta, cuya tecnología fue erradicada de la Comunidad Europea desde hace un par de años, utiliza 1.000 litros por segundo (más de 86 millones por día) de agua dulce. Esta situación deja en evidencia que Finlandia utiliza un doble estándar, permitiendo en el Tercer Mundo plantas prohibidas en sus territorios.
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