El jóven que había salvado su vida milagrosamente luego de haber caído en una pileta nuevamente es noticia. Esta vez sufrió una poderosa descarga eléctrica de 380 voltios que le ocasionó quemaduras en su mano y pies. Estuvo varios minutos inconsciente y sólo recuerda a su madre que lo llamaba. Ya se habla de otro milagro.
Según relató la madre del chico a Diario Nogoyá, el sábado a las 14:15 de la tarde, seis chicos que estaban pasando desde el viernes unas minivacaciones en el campo. Uno de los entretenimientos era remontar un barrilete que habían construido. Le habían agregado 4 ovillos de hilo y volaba altísimo pero no conformes con esa altura le agregaron hilo de “boyero eléctrivo” que tiene metal. Encontraron ese hilo metalizado en la estancia y lo anexaron al barrilete.
Luego cuando se les cae el barrilete, al querer saber donde estaba comienza uno de los chicos a enrollar el hilo, pero Manuel se le adelanta y toma con su mano el hilo de “boyero” metalizado siendo que el conductor había caído en su otro extremo sobre una línea eléctrica con 380 Volts. Manuel salió despedido y sus compañeros cuentan que fueron impresionantes las explosiones y chispazos.
El más afectado por lo que tuvo que ver fue el otro chico, porque Manuel no se dio cuenta ya que al recibir la descarga salió despedido y quedó inconsciente. Sufrió quemaduras en mano y pies por la entrada y descarga a tierra de la corriente que pasó por su cuerpo, pero felizmente sin otras secuelas.
El papa del compañero de Manuel le hizo los primeros auxilios en el lugar, incluyendo respiración boca a boca y masajes cardíacos por unos dos minutos y logró reanimarlo.
Luego en el Hospital, el electrocardiograma que le hicieron salió perfecto. Las quemaduras de la mano y pies son relativamente leves y está en tratamiento con cremas. Por su cuerpito pasaron 380 voltios de la electrificación rural que lo despide y milagrosamente no quedó pegado.
Actualmente Manuel está en reposo y según indicaciones médicas, no debe concurrir a la escuela hasta el lunes para evitar el estrés de tener que contar una y otra vez lo sucedido.
La madre también indicó a Diario Nogoyá que su hijo no recuerda nada. Solo que estaba en un profundo sueño y que escuchaba que su mamá lo llamaba. Al despertar ve al padre de otro de los chicos que le estaba realizando respiración boca a boca. Su mama sigue dando las gracias a la Madre Maravilla por seguir protegiendo a su hijo.
Para la madre del niño, "fue un susto nomás, que no fue más grave por la intersección de Dios y de la Madre Maravillas". Es que, hace 11 años, su hijo estuvo a punto de morir ahogado. Ella le pidió por su vida a la Madre Maravillas de Jesús y Manuel se salvó. En el Vaticano lo consideraron un milagro y canonizaron a la santa en 2003.
Era 1998, y el niño tenía un año y medio. Estaban juntos en la casa de un hermano de la mujer, que tenía pileta de natación. Sin que nadie se diera cuenta, Manuel cayó al agua. Cuando lo encontraron flotaba boca abajo, y no presentaba signos vitales.
Inmediatamente lo llevaron al Hospital San Blas de Nogoyá, provincia de Entre Ríos. Según el médico que lo atendió, Edgardo Labarba, el niño tenía "ausencia de latido cardíaco y de respiración", y midriasis bilateral (es decir, ambas pupilas dilatadas).
Mientras los especialistas le realizaban reanimación cardiopulmonar, Se comenzó a rezarle a la Madre de las Maravillas de Jesús, una monja venerada por las carmelitas del Carmelo de la Preciosíma Sangre, un convento de clausura ubicado a un costado de la ciudad.
Después de media hora, el niño recuperó el pulso, y quince minutos más tarde comenzó a respirar espontáneamente.
Según relató la madre del chico a Diario Nogoyá, el sábado a las 14:15 de la tarde, seis chicos que estaban pasando desde el viernes unas minivacaciones en el campo. Uno de los entretenimientos era remontar un barrilete que habían construido. Le habían agregado 4 ovillos de hilo y volaba altísimo pero no conformes con esa altura le agregaron hilo de “boyero eléctrivo” que tiene metal. Encontraron ese hilo metalizado en la estancia y lo anexaron al barrilete.
Luego cuando se les cae el barrilete, al querer saber donde estaba comienza uno de los chicos a enrollar el hilo, pero Manuel se le adelanta y toma con su mano el hilo de “boyero” metalizado siendo que el conductor había caído en su otro extremo sobre una línea eléctrica con 380 Volts. Manuel salió despedido y sus compañeros cuentan que fueron impresionantes las explosiones y chispazos.
El más afectado por lo que tuvo que ver fue el otro chico, porque Manuel no se dio cuenta ya que al recibir la descarga salió despedido y quedó inconsciente. Sufrió quemaduras en mano y pies por la entrada y descarga a tierra de la corriente que pasó por su cuerpo, pero felizmente sin otras secuelas.
El papa del compañero de Manuel le hizo los primeros auxilios en el lugar, incluyendo respiración boca a boca y masajes cardíacos por unos dos minutos y logró reanimarlo.
Luego en el Hospital, el electrocardiograma que le hicieron salió perfecto. Las quemaduras de la mano y pies son relativamente leves y está en tratamiento con cremas. Por su cuerpito pasaron 380 voltios de la electrificación rural que lo despide y milagrosamente no quedó pegado.
Actualmente Manuel está en reposo y según indicaciones médicas, no debe concurrir a la escuela hasta el lunes para evitar el estrés de tener que contar una y otra vez lo sucedido.
La madre también indicó a Diario Nogoyá que su hijo no recuerda nada. Solo que estaba en un profundo sueño y que escuchaba que su mamá lo llamaba. Al despertar ve al padre de otro de los chicos que le estaba realizando respiración boca a boca. Su mama sigue dando las gracias a la Madre Maravilla por seguir protegiendo a su hijo.
Para la madre del niño, "fue un susto nomás, que no fue más grave por la intersección de Dios y de la Madre Maravillas". Es que, hace 11 años, su hijo estuvo a punto de morir ahogado. Ella le pidió por su vida a la Madre Maravillas de Jesús y Manuel se salvó. En el Vaticano lo consideraron un milagro y canonizaron a la santa en 2003.
Era 1998, y el niño tenía un año y medio. Estaban juntos en la casa de un hermano de la mujer, que tenía pileta de natación. Sin que nadie se diera cuenta, Manuel cayó al agua. Cuando lo encontraron flotaba boca abajo, y no presentaba signos vitales.
Inmediatamente lo llevaron al Hospital San Blas de Nogoyá, provincia de Entre Ríos. Según el médico que lo atendió, Edgardo Labarba, el niño tenía "ausencia de latido cardíaco y de respiración", y midriasis bilateral (es decir, ambas pupilas dilatadas).
Mientras los especialistas le realizaban reanimación cardiopulmonar, Se comenzó a rezarle a la Madre de las Maravillas de Jesús, una monja venerada por las carmelitas del Carmelo de la Preciosíma Sangre, un convento de clausura ubicado a un costado de la ciudad.
Después de media hora, el niño recuperó el pulso, y quince minutos más tarde comenzó a respirar espontáneamente.
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