Recientemente, la Argentina obtuvo un nuevo reconocimiento en sanidad animal, a partir del trabajo realizado por los profesionales del INTA Castelar, en lo referido al control y monitoreo de Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) o mal de la “vaca loca”. En tres años, se espera poder producir en nuestro país los kit de detección, hoy importados a un costo de 20 euros la unidad.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) incluyó al laboratorio de Castelar dentro de una lista de tan sólo 5 laboratorios de referencia para la enfermedad a nivel mundial. Los otros establecimientos están ubicados en el Reino Unido, Suiza, Canadá y Japón.
Los muestreos son imprescindibles para mantener la categoría sanitaria de “riesgo insignificante” que posee nuestro país y que lo coloca entre los más confiables proveedores de carne bovina del mundo.
Ser un laboratorio de referencia “implica responsabilidades en cuanto a capacitación, se requiere también que ese laboratorio haga investigación ya sea mejorando técnicas de diagnóstico o logrando producir test de diagnósticos, y en especial estar al servicio de la OIE cuando requiere de instalaciones en el Hemisferio sur”, explicó Francisco Javier Blanco Viera, coordinador del área de Patobiología del INTA.
En la actualidad, el laboratorio de Castelar procesa unas 4.000 muestras anuales sobre animales con alguna característica especial, determinada por los organismos internacionales. Se trabaja sobre “animales adultos, mayores de 24 meses y que pertenezcan a alguna subpoblación con señales nerviosas, que estén caídos o muerto, o animales que están con estado deficiente”, especificó el profesional del INTA.
Altos costos
Para realizar una prueba de diagnóstico validada internacionalmente, se requiere de la importación de un kit de diagnóstico de origen suizo, que tiene un costo cercano a los 20 euros.
Sin embargo, la Argentina ya trabaja en la producción de un kit de diagnóstico local, “que sirva para la región”.
“Venimos trabajando en esto desde hace dos años y creemos que en dos o tres años más podremos lograr la validación internacional. Nosotros aspiramos a contar con un kit nacional, que tendría un costo mucho menor que el suizo”.
El sistema que actualmente se importa es muy rápido en la detección: “Es casi una prueba de screening. Si finalmente da negativo se considera negativo, si da dudoso necesita de otras pruebas”, aclaró Blanco Viera.
Laboratorio de referencia
Según el coordinador, “es sólo una cuestión de poco tiempo” para que el laboratorio de referencia comience a procesar material de la región. “A partir de este momento, la misma OIE se pone en contacto con sus distintas representaciones para hacer notar que ya hay un laboratorio de referencia en la región”.
El reconocimiento para el laboratorio también implicaría que, en breve, se deberían tomar algunas medidas “para transformarlo en un laboratorio de diagnóstico continuo. Debería haber una subdivisión, un laboratorio para diagnóstico y otro de referencia regional de las muestras”, agregó el especialista del INTA.
No obstante, la primera actividad que se espera realizar en el INTA Castelar está ligada a la capacitación. “Ya nos han hablado de Uruguay para informarnos que están necesitando capacitación técnica para su personal. También hemos tenido contacto con Panamá para realizar entrenamientos”.
Cómo funciona la prevención
Desde hace tiempo funciona en nuestro país “una red de vigilancia donde participan medios privados, veterinarios oficiales, de universidades, profesionales relacionados al medio agropecuario. Se mantiene una comunicación constante para captar este tipo de animales y tomar las muestras”.
En esta red, establecida por un Programa Nacional, también tienen una gran participación los veterinarios del Senasa en sus labores a campo y a nivel de frigoríficos. “Por lo que las muestras van llegando de los veterinarios privados o por el servicio de sanidad animal”.
Los análisis son gratuitos y, en el caso de la labor del INTA, “se financian a través de un proyecto vigente de investigación en sanidad animal”. También existe una carta acuerdo con el Senasa, que aporta a la realización de estos análisis. “Y también tenemos un convenio con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura”, agregó el profesional del INTA.
Vaca loca en el mundo
La situación mundial “está bastante tranquila y los casos que proliferaron en su momento empiezan a disminuir”, reconoció el especialista.
“Este es el caso del Reino Unido o el de Suiza. Sin embargo, también empiezan a aparecer algunos nuevos en Canadá y los Estados Unidos”.
En este contexto, la Argentina sigue ostentando la mejor calificación sanitaria posible, llamada de “riesgo insignificante”, que funciona como una suerte de aval comercial ante naciones, como Japón, que exigen cero riesgo para sus importaciones de alimentos.
Los demás países que comparten esta calificación ante la OIE son Australia, Chile, Finlandia, Nueva Zelanda, Noruega, Paraguay, Singapur, Suecia, Uruguay e Islandia.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) incluyó al laboratorio de Castelar dentro de una lista de tan sólo 5 laboratorios de referencia para la enfermedad a nivel mundial. Los otros establecimientos están ubicados en el Reino Unido, Suiza, Canadá y Japón.
Los muestreos son imprescindibles para mantener la categoría sanitaria de “riesgo insignificante” que posee nuestro país y que lo coloca entre los más confiables proveedores de carne bovina del mundo.
Ser un laboratorio de referencia “implica responsabilidades en cuanto a capacitación, se requiere también que ese laboratorio haga investigación ya sea mejorando técnicas de diagnóstico o logrando producir test de diagnósticos, y en especial estar al servicio de la OIE cuando requiere de instalaciones en el Hemisferio sur”, explicó Francisco Javier Blanco Viera, coordinador del área de Patobiología del INTA.
En la actualidad, el laboratorio de Castelar procesa unas 4.000 muestras anuales sobre animales con alguna característica especial, determinada por los organismos internacionales. Se trabaja sobre “animales adultos, mayores de 24 meses y que pertenezcan a alguna subpoblación con señales nerviosas, que estén caídos o muerto, o animales que están con estado deficiente”, especificó el profesional del INTA.
Altos costos
Para realizar una prueba de diagnóstico validada internacionalmente, se requiere de la importación de un kit de diagnóstico de origen suizo, que tiene un costo cercano a los 20 euros.
Sin embargo, la Argentina ya trabaja en la producción de un kit de diagnóstico local, “que sirva para la región”.
“Venimos trabajando en esto desde hace dos años y creemos que en dos o tres años más podremos lograr la validación internacional. Nosotros aspiramos a contar con un kit nacional, que tendría un costo mucho menor que el suizo”.
El sistema que actualmente se importa es muy rápido en la detección: “Es casi una prueba de screening. Si finalmente da negativo se considera negativo, si da dudoso necesita de otras pruebas”, aclaró Blanco Viera.
Laboratorio de referencia
Según el coordinador, “es sólo una cuestión de poco tiempo” para que el laboratorio de referencia comience a procesar material de la región. “A partir de este momento, la misma OIE se pone en contacto con sus distintas representaciones para hacer notar que ya hay un laboratorio de referencia en la región”.
El reconocimiento para el laboratorio también implicaría que, en breve, se deberían tomar algunas medidas “para transformarlo en un laboratorio de diagnóstico continuo. Debería haber una subdivisión, un laboratorio para diagnóstico y otro de referencia regional de las muestras”, agregó el especialista del INTA.
No obstante, la primera actividad que se espera realizar en el INTA Castelar está ligada a la capacitación. “Ya nos han hablado de Uruguay para informarnos que están necesitando capacitación técnica para su personal. También hemos tenido contacto con Panamá para realizar entrenamientos”.
Cómo funciona la prevención
Desde hace tiempo funciona en nuestro país “una red de vigilancia donde participan medios privados, veterinarios oficiales, de universidades, profesionales relacionados al medio agropecuario. Se mantiene una comunicación constante para captar este tipo de animales y tomar las muestras”.
En esta red, establecida por un Programa Nacional, también tienen una gran participación los veterinarios del Senasa en sus labores a campo y a nivel de frigoríficos. “Por lo que las muestras van llegando de los veterinarios privados o por el servicio de sanidad animal”.
Los análisis son gratuitos y, en el caso de la labor del INTA, “se financian a través de un proyecto vigente de investigación en sanidad animal”. También existe una carta acuerdo con el Senasa, que aporta a la realización de estos análisis. “Y también tenemos un convenio con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura”, agregó el profesional del INTA.
Vaca loca en el mundo
La situación mundial “está bastante tranquila y los casos que proliferaron en su momento empiezan a disminuir”, reconoció el especialista.
“Este es el caso del Reino Unido o el de Suiza. Sin embargo, también empiezan a aparecer algunos nuevos en Canadá y los Estados Unidos”.
En este contexto, la Argentina sigue ostentando la mejor calificación sanitaria posible, llamada de “riesgo insignificante”, que funciona como una suerte de aval comercial ante naciones, como Japón, que exigen cero riesgo para sus importaciones de alimentos.
Los demás países que comparten esta calificación ante la OIE son Australia, Chile, Finlandia, Nueva Zelanda, Noruega, Paraguay, Singapur, Suecia, Uruguay e Islandia.
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