jueves, 28 de enero de 2010

Cuidado de las mascotas. Golpe de calor en perros y gatos

Los perros y los gatos son mucho más sensibles al calor que los humanos, y un día caluroso puede ser muy peligroso para su vida. El llamado "Golpe de Calor" es una subida de temperatura interna del cuerpo del perro/gato, y puede ser mortal para ellos porque no tienen la misma capacidad humana para regular la temperatura de su cuerpo.

En apenas 10 minutos, un perro o un gato pueden morir dentro de un coche. A veces, ni un rescate rápido consigue evitar los problemas vasculares, las hemorragias o el edema cerebral..."
Los perros y gatos no pueden regular su temperatura mediante el sudor pues carecen de glándulas sudoríparas extendidas por el cuerpo -como en el caso de los humanos-. Ellos sólo pueden regular su temperatura mediante los jadeos, el sudor que eliminan por las almohadillas de sus patas o el lamido de su pelo (en el caso de los gatos). En los días de mucho calor o en los traslados en coche, esta regulación puede no ser suficiente y se presenta el temido golpe de calor, que puede resultar mortal, pues:
Acaba con las reservas de azúcar y sales del cuerpo del perro o gato, así que cuanto más dure el periodo de calor más rápido puede ocurrir. El "golpe de calor" puede acabar con nuestro perro o gato en apenas 15 minutos.

El golpe de calor siempre puede ser evitado, y para ello, es necesario observar los siguientes cuidados con tu amigo de 4 patas:
En todos los casos:
•Tener siempre disponible agua limpia y fresca.
•Estar en un espacio amplio y bien ventilado.
•Contar con una zona de sombra amplia.
•Darle de comer a primera o última hora del día.
•Sácalo a pasear a primera y última hora del día, y a mediodía lo mínimo para que haga alguna necesidad.
•Evitar que haga ejercicio.
•No lo pierdas de vista.
•No lo dejes dentro de un vehículo estacionado.
•Si vas de viaje con él y el coche no tiene aire acondicionado, llévate hielo, un par de toallas y agua. En las paradas, si ves que va acalorado, moja bien la toalla y deja que se tumbe encima o que al menos ponga las patas (para las almohadillas). Puedes también de vez en cuando frotarle las almohadillas y el puente de la nariz con un cubito de hielo.

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