miércoles, 10 de febrero de 2010

Los peligros de la perforación del Acuífero Guaraní

La acción de perforar el Acuífero Guaraní que promete y promueve el Señor Gobernador es una retroceso tecnológico, científico, económico, social y político para Entre Ríos.
En la actualidad, el agua dulce es una gran preocupación para la humanidad. En Argentina parece que esto no sucede. Basta observar lo ocurrido con la ley vetada por el Poder Ejecutivo Nacional en relación a los Glaciares, en las actividades mineras en San Juan y Catamarca o en Entre Ríos con la habilitación para la exploración del subsuelo a la empresa YPF.
El Acuífero Guaraní (considerada la tercera reserva mundial de agua dulce subterránea detrás del Acuífero de Nubia y del ubicado al norte del Sahara. Además es compartido por la República Oriental del Uruguay, Paraguay y Brasil) es un reaseguro de vida para las generaciones venideras. Por ello es necesario su preservación y conservación en buen estado. Aunque parece que nuevamente el poder político que define las estrategias de nuestra provincia y del país están más interesados en las posibles riquezas y regalías que la vida de las personas.
Los científicos consideran que los acuíferos (formaciones geológicas subterráneas) tardan siglos en formarse. Se cree que el Guaraní posee una antigüedad de 20.000 años aproximadamente y la totalidad de ellos representa alrededor del 0.6 al 1% del agua dulce mundial. Lo más preocupante es que muchos especialistas sostienen que este tipo de reservas son recursos naturales de lenta composición. Por lo tanto, cualquier desastre industrial en las exploraciones que se produzcan en el nivel del subsuelo estamos corriendo con terribles consecuencias.
Al agua del Acuífero se la suele usar para diferentes fines. En Argentina prácticamente para usos termales aunque en Brasil, Paraguay y R.O.U. se los utiliza para abastecer de agua potable a numerosos pueblos y la actividad agrícola. Por ello, es que su preservación es fundamental, no sólo controlando los efectos nocivos de la contaminación producida en la superficie terrestre sino, también, de la exploración y explotación petrolera.
Vale decir que hasta 1997 algunas universidades de Argentina, Brasil y Uruguay fueron financiadas por el Banco Mundial para la investigación del Acuífero pensando en la posibilidad de encontrar petróleo.
Hace cuatro años atrás, la Auditoria General de la Nación alertó sobre la posible contaminación de las explotaciones termales en el Acuífero debido a la extracción de agua salada de un acuífero asociado. Es más, recomiendan terminar con las perforaciones en Entre Ríos.

Este rumbo no se cambia
El señor Gobernador hace unas semanas dijo que “este rumbo que hemos tomado no se cambia (…) seguiremos en el mismo camino (…) con inteligencia para lograr que Entre Ríos sea otra cuando terminemos nuestra gestión”.
Particularmente, hubiera preferido que la decisión gubernamental se relacionara con la inversión estratégica en la búsqueda de nuevos elementos de energías alternativas y renovables. Este tipo de proyecto si pondrían a Entre Ríos de pie, hacia delante y con fuerte expectativas de liderar este rubro para el bienestar de su pueblo y el desarrollo industrial. La exploración y explotación petrolera va a contramano de todos los Acuerdos Internacionales sobre el calentamiento global y el efecto invernadero. Entiendo que este tipo de medidas son más bien retrogradas y nos vuelven a poner en un camino muy limitado y peligroso.
Ahora bien, por lo pronto habría que anular, al menos, el Artículo 22 de la reciente aprobada Constitución de Entre Ríos que sostiene: “Todos los habitantes gozan del derecho a vivir en un ambiente sano y equilibrado, apto para el desarrollo humano, donde las actividades sean compatibles con el desarrollo sustentable, para mejorar la calidad de vida y satisfacer las necesidades presentes, sin comprometer la de las generaciones futuras. Tienen el deber de preservarlo y mejorarlo, como patrimonio común”. El avance sobre políticas relacionadas a favorecer a la actividad petrolera compromete el ambiente sano y no es apto para el desarrollo humano. Miles de científicos en el mundo vienen recomendando el estudio y la promoción de energías alternativas y renovables como las eólicas o solares, entre otras.
E inclusive, en el ámbito educativo habría que comunicarles a los docentes que quedaría sin efecto el Programa de Educación Ambiental del Consejo General de Educación que fue aprobado por Resolución Nº 123/2007 123/2007. En su fundamentación reconoce “la necesidad de diseñar programas educativos de formación ambiental que aborden simultáneamente la teoría y la práctica, propiciando la investigación, la divulgación y la acción. (…) Partiendo necesariamente de la idea de que el problema de mayor gravedad y urgencia que enfrenta la sociedad actual es el deterioro de la calidad de vida como consecuencia del deterioro ambiental, que no sólo está afectando a la generación presente, sino que coloca en riesgo la posibilidad de que las generaciones futuras puedan satisfacer sus necesidades”. Estos planteos son contradictorios con las decisiones tomadas por el señor Gobernador.
Para finalizar, considero que debemos promover la vida, el ambiente sano y los acuerdos necesarios entre los sectores políticos, empresarias y académicos para la búsqueda de energías alternativas y renovables para nosotros y para las generaciones venideras.

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